La Depresión de Costa Rica – Parte 2

Por el Lic. en psicología Carlos Tenorio Mora; miembro de la Junta Directiva de la Asociación Bíblica de Costa Rica.

Lic. Carlos Tenorio Mora es el Director nacional de CRU de Costa Rica, es el tesorero de la Junta Directiva de la Asociación Bíblica de Costa Rica, Psicólogo y Profesor investigador de la Universidad de Costa Rica. Esta casado con Tatiana Paniagua y tienes dos hijos Josue y Ester. 

Estamos hablando que si Costa Rica fuera una persona, seria una señora muy deprimida. La segunda manifestación de la depresión de esta señora. La mentalidad de víctima.  Esta mentalidad del “pobrecito, salado” no es nueva (Claudet 1992). La señora Costa Rica ha luchado casi desde su primera infancia con esto y sus hijos no han podido escapar a esta herencia.  Según Pierre Claudet, el pobrecito tico es víctima de su entorno o un destino habitualmente percibido como adverso.

Sociológicamente hablando, la mentalidad de víctima hace que los dos grupos de hijos de doña Costa Rica (los buenos y los malos) se consideren tan diferentes los unos de los otros que se tienden a aislar en sus burbujas protectoras para refugiarse de los ataques de “sus malvados” hermanos. Los sentimientos de desventaja y desamparo vienen y van.  Muchos de ellos sienten, con mucha o poca razón, que los demás los ven por encima del hombro y que seguramente “los odian”. Que fácilmente olvidamos las lecciones que nos da la Biblia, Jesús nos enseño a tratar a los demás de la misma forma en deseamos ser tratados. Mateo 7.12

El aislamiento es el tercer indicio.  Los ticos, en sus zonas de seguridad, se encuentran a otros que sí son “buenos” como ellos y se alejan de sus presuntos victimarios, “los malos”. Sólo se conocen entre ellos ya que consideran que sólo con el clan se puede dialogar civilizadamente. Estos dos grupos adquieren nombres bajo los cuales los demás se deben alinear.  Los hijos de doña Costa Rica ahora parecen que están obligados a escoger pertenecer a una de las dos únicas opciones, a “los progresistas” o a “los conservadores”.

La familia que había convivido en relativa paz y respeto a pesar de haber tenido distintas posturas en lo político, lo religioso y otros asuntos finalmente se partió en dos,  entre “los del no” y “los del sí” o “los del sí” y “los del no” dependiendo de la situación y del tema. Parece que el camino para doña Costa Rica y sus hijos se vuelve una jornada cuesta arriba donde solamente el más fuerte y con más adeptos llegará hasta el final. Por esta razón, ya se han levantado los escudos y solamente les queda alistarse para reaccionar  ante el inminente ataque de “los otros”.

Los niveles de estrés de doña Costa Rica y de sus chiquitos son tan altos que solamente la dejan percibir un ambiente que se le opone siempre, cada día, cada hora, cada segundo, cada instante. Por eso, debe estar siempre en alerta y a la defensiva. ¡Qué cansado! En su vida, ya nada se puede disfrutar. No hay nada que celebrar. En su mente todas sus bendiciones ya han desaparecido; no queda nada bueno porque agradecer.  El futuro también es de lo peor.  ¿Nos quedaremos así?

El cuarto síntoma de la depresión de esta señora es la baja tolerancia a la frustración.  Costa Rica y sus hijos tienden a ser más infelices y a estar más descontentos de sus circunstancias.  Pequeñas gotas tienden a derramar sus vasos. Doña Costa Rica está agotada emocionalmente. Ya sobrepasó “el burnout”. No da para más.  Los berrinches de sus hijos son lo cotidiano. Sus hijos se sacan los trapos sucios hasta por la Internet. Los pleitos entre ellos trascienden su hogar y los postean en las todas las redes sociales.  No tienen tiempo para sentarse a comer juntos o tomarse un café, pero sí están al tanto de lo que el otro postea o exprese para “alinearlo”. Parece que unos hijos quieren dominar a los otros.

Quieren que los demás sigan sus reglas que son mucho mejores y que así serán “todos buenos o civilizados”.  Como aquél alumno, al que el maestro había obligado a sentarse a la fuerza, que dijo: “Maestro, usted me obligó a sentarme, pero por dentro sigo de pie”, se sabe que nadie puede obligar al otro a pensar o actuar de cierta manera. La motivación para la actuar de cierta forma tiene que venir de adentro para que sea efectiva y duradera.

En fin, las malacrianzas de las crías, ya sea por llamar la atención o porque los otros no se comportan o piensan igual que ellos, la tienen desgastada. Sus reacciones un tanto descontroladas son otro aviso que ya está sobrepasando su límite. Definitivamente, no es un buen momento para que esta señora tome decisiones importantes sobre su futuro. Pero sí,  ya llegó la hora para que se cuide a sí misma y para que se enfoque en mejorar su salud de manera integral. 

Pero para que Costa Rica comience su proceso de recuperación, debe empezar primero no sólo con un entrenamiento de cómo pensar de manera más realista y crítica, sino que también se requiere que cambie su reactividad en proactividad. Sus hijos deben ayudarla en este esfuerzo dándose cuenta que no es saludable que se sientan forzados a seguir afiliados a ninguno de los dos grupos que han dividido la casa.  Cada uno es cada uno y es distinto. Cada persona tiene muchas virtudes y áreas en las cuales seguir creciendo. Deben darse cuenta que existe al menos una tercera opción más sana y que parte fundamental para producir el cambio es dejar su actitud de tenerle miedo a “los otros” o de querer dominarlos. Sigamos el ejemplo de Jesús.

Obras citadas:

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