Este año ha sido diferente, han pasado tantas cosas que realmente nos han movido el piso. Lo bueno de todo eso, es que volvimos a nuestras casas, el hogar se volvió el centro de todas nuestras operaciones, volvimos a la relación familiar, los amigos están distantes, pero a la vez cerca, a la distancia de una llamada o de un correo electrónico.
Ante todos estos cambios una de las preguntas que surge en la mente de muchos es ¿cómo es ahora la relación con Dios?, si las iglesias están cerradas y el culto virtual no es lo mismo. Antes de la pandemia, la relación con Dios se enmarcaba alrededor de la iglesia, participar de las actividades y hacer algún servicio social, pero ahora, desde que inicio esta situación crítica han surgido preguntas cómo, ¿se puede vivir una relación con Dios desde la casa?, ¿se puede vivir la devoción de manera individual? Para dar respuesta a estas interrogantes, lo primero que necesitamos saber es ¿qué es devoción? o ¿qué es devocional?
Devoción según el diccionario de la Real Academia es: “Sentimiento de profundo respeto y admiración inspirado por la dignidad, la virtud o los méritos de una persona, una institución, una causa”.
Desde esa definición, devoción no es un comportamiento, es un sentimiento que parte de la admiración a las cualidades o virtudes de la persona objeto de su admiración.
En el área espiritual tiene un significado más profundo, es adoración y respeto a Dios por su amor hacia nosotros a pesar de nosotros mismos; es querer estar con Dios como la persona central de nuestra vida. Desde esa perspectiva, la devoción es algo muy personal, no es un acto público, aunque produce frutos visibles en la forma de vivir.
Desde lo que significa la palabra devoción, un devocional, entonces, es el tiempo que tomamos para admirar y adorar a la Persona respetada, que es Dios o Jesús. No es la asistencia a una reunión de culto, las reuniones de culto son para relacionarnos con otras personas o amigos y juntos alabar a Dios a través de testimonios, mensajes bíblicos y cantos de alabanza; una reunión de culto no es devoción, ni tiempo devocional. Así lo dice en Efesios 5.19-20
“Cuando se reúnan, canten salmos, himnos y canciones espirituales. Alaben a Dios el Padre de todo corazón, y denle siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”
El tiempo devocional es una decisión personal, no depende de un reloj, dependerá de cuánto disfrutemos estar a Su lado, la hora a la que decidamos hacerlo también depende de la importancia que le demos a ese momento de relación. Jesús nos da su ejemplo, en los evangelios, en repetidas ocasiones dice que Jesús, levantándose muy temprano se retiraba a orar, pero no era una práctica rígida, en otras ocasiones se fue de noche a orar; lo que podemos aprender es que el tiempo devocional no es una práctica de una hora del día específica, sino más bien es algo espontáneo, dirigido por nuestro deseo de estar con Él y admirar su majestad y grandeza.
¿Dónde hacer el devocional?
El lugar lo determina uno mismo, solo asegurándonos de que tendremos privacidad con Él, por eso digo que el devocional lo realicemos en la sala de nuestro corazón, el ambiente físico nos ayuda a concentrarnos y no dejar que la mente divague por las demandas de la vida; por eso escoger un lugar y una hora en que puedas estar a solas con Dios es muy importante, para que nada te interrumpa.
Un punto significativo que no podemos pasar por alto es que cuando yo oro, estoy hablando con Dios, pero cuando leo la Palabra, Dios está hablando conmigo y no debemos olvidar que la adoración es obediencia; por eso el tiempo devocional a veces es estar en silencio, o de rodillas ante Su presencia, otras es cantos de alegría, lectura de la Biblia, porque es un tiempo de diálogo.
El momento devocional, nos da fuerzas, si lo hacemos en la mañana descubriremos, como muchas veces el texto bíblico que nos llamó la atención, al leer la Biblia, se vuelve el texto que nos ayudará a enfrentar el día. También no debe faltar un cuaderno, o diario, donde anotemos las experiencias vividas, repasar ese diario nos permitirá descubrir que Dios nos habla, que tiene cuidado de nosotros y por supuesto que está transformando nuestras vidas.
Dios está esperándote cada día para compartir contigo, es el momento en que te revela Su Palabra, por eso selecciona junto a Él el libro de la Biblia a leer, así conocerás la verdad de Dios, Su salvación, te ayudará a profundizar y a tener claro el propósito de tu vida, te ayudará a cambiar el concepto que tienes de ti mismo, muchas veces dañado por causa del pecado y el ambiente en que crecimos.
Las muchas responsabilidades te pueden robar este momento, se fuerte, porque podemos distraernos y olvidar la importancia de llegar a esa cita, para conocerle, amarle y respetarle. Recuerda siempre cuando lo invitaste a vivir en tu corazón, él vino a vivir contigo a ser parte de tu vida, pero de ti depende que lo hagas parte de todo lo que haces. Dios siempre será fiel a ti, te esperará cada día a la hora que determinaste estar a solas con Él.
Otro aspecto que debes conocer es que el tiempo devocional no es solo para tu propio beneficio, aunque crecerás espiritualmente y de hecho te beneficiarás, este tiempo es valioso para Dios también, porque Él disfruta estar contigo, quiere estar a tu lado, acompañarte, ser parte de tu vida, cada paso que des Él desea guiarte, además, solo así Él te dará, interiormente, poder y fuerza por medio del Espíritu de Dios, entenderás, que es que Cristo viva en tu corazón por la fe,podrás disfrutar que el amor sea la raíz y el fundamento de tu vida. Y comprenderás cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo. (Efesios 3.16-18).
Que uno de tus propósitos para este año nuevo sea definir tu tiempo devocional con Él y puedas encontrarte cada día en la sala de tu corazón, recuerda que Él dijo: “Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos”. Apocalipsis 3.20