En Nombre de la Biblia
- Por Mayra Ugalde
Las nuevas corrientes de pensamiento unido a la descristianización de nuestra cultura han producido un incremento de personas que no le conceden a la Biblia el estatus de autoridad que esta tiene, o mejor dicho que no creen que es un libro con un mensaje de origen divino; otros ni siquiera la ven como una regla de fe y conducta y la ponen al mismo nivel de los escritos sagrados de otras religiones. Lo interesante de esta forma de pensar actual es que estas personas luchan por hacer conocer este nuevo estilo de pensamiento en todos los medios, en redes sociales, medios masivos de comunicación, universidades, aulas de escuela; nunca han leído la Biblia, no conocen de su historia, de cómo los pueblos han sido transformados a través de la historia por la lectura de este libro, pero aun así la critican y la cuestionan.
Posiblemente quienes han generado que algunos tomen esta actitud aversiva hacia la Biblia somos nosotros, los mismos cristianos, quienes, en lugar de animar a las personas a interactuar con el mensaje contenido en ella, en muchas ocasiones hemos tratado de imponer nuestro pensamiento y condenamos a quienes no creen igual, emitiendo juicios de valor. En nombre de la Biblia ha habido guerras, han muerto personas, y se ha castigado o condenado la Biblia por los hechos atroces de seres humanos. La pregunta clave es ¿Por qué se le confiere a la Biblia esta fama, cuando son los humanos quienes ejecutan esos actos?
La Biblia no es un libro común, mejor dicho, es una colección de libros que contienen la historia de amor de Dios hacia la humanidad, Dios creó al ser humano para vivir en comunión con él, pero este rechazó su amor, con desconfianza y duda, se aleja de su creador, pero Dios lo busca, lo llama incansablemente, se revela a si mismo a toda la humanidad a través de su hijo Jesús, quien dio su vida para que todos tengamos un acceso directo a Dios.
La Biblia no se preocupa por demostrar que Dios es el Dios verdadero, da por un hecho que ES el Dios verdadero; el ser humano es de naturaleza espiritual y por eso busca a quien adorar y para eso se hace dioses que cumplan sus expectativas humanas, de ahí que hay culturas que tienen más de mil dioses que contienden con el ser humano. El Dios de la Biblia, por el contrario, es el creador, le provee casa al ser humano, le enseña a cultivar la tierra, lo hace cocreador dándole normas para cuidarla. Ese es el Dios de la Biblia. Por eso no es un escrito sagrado como el de otras religiones, es diferente, nos cuenta la historia de un pueblo que fue formado con la misión de enseñar a todos, de que promueva la lectura de sus palabras para que todos le conozcan y estén informados que Dios tiene un plan lleno de amor para toda la humanidad, dar a su hijo Jesús para que todo el que crea en él no se pierda (Juan 3.16).
Por todo eso que mencionamos, es importante celebrar el mes de la Biblia, porque recuerda a las nuevas generaciones que el mensaje de Dios está disponible y al alcance de todos, es necesario creer y obedecer a Dios por amor, no por imposición, para llegar a disfrutar de una relación personal con Dios.
La Biblia fue escrita en tres lenguas, hebreo, griego y unas pequeñas partes en arameo y Dios se ha interesado tanto en que todos tengamos acceso a su mensaje que ha inspirado a seres humanos para traducir sus palabras. A través de los siglos se ha ido traduciendo para que esté disponible en las lenguas de los pueblos, porque así todos podemos saborear su mensaje. Hoy la Biblia o parte de ella está disponible en más de 2800 idiomas, así se cumple lo dicho en Jeremías 31.33:
“Haré que mis enseñanzas las aprendan de memoria, y que sean la guía de su vida. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Les juro que así será.”
El deseo de Dios es ser nuestro Dios y que nosotros seamos su pueblo, pero para disfrutar de esa relación es necesario creer en el sacrificio que hizo Jesús, conocerle a través de la lectura de la Biblia, obedecerle como producto de ese amor.
Cuando celebramos el Mes de la Biblia lo que celebramos es que la tenemos en nuestro idioma, y podemos conocer por nosotros mismos al Dios que hizo el mundo y planeó una salvación tan grande para que pidiéramos vivir en armonía con él.
¿Cómo llegó la Biblia a nosotros? Los que hablamos español disfrutamos de la Biblia porque hubo personas que dieron su vida para traducirla a nuestra lengua. La primera Biblia completa traducida directamente de los idiomas originales al castellano es la que se conoce como la Biblia del Oso, traducida por el Sr. Casiodoro de Reina, que más adelante sería revisada por el Sr. Cipriano de Valera convirtiéndose en lo que hoy llamamos la Biblia Reina Valera. Esa Biblia llegó a América Latina y por más de 450 años ha inspirado la vida de personas para dejar de lado todo lo que nos aleja de Dios y permanecer fieles siendo parte de su gran familia.