¿CCuál es el mensaje?
No hay duda de que el mensaje del evangelio afecta integralmente le vida de quien lo acepta. Recuerdo, ya hace bastante tiempo, que, en una asamblea de una institución cristiana se preguntó ¿a cuantas familias evangélicas ayuda la institución? La respuesta fue: “muy pocas, porque una vez que la gente se convierte su situación empieza a mejorar poco a poco”. Puedo testificar que esta afirmación es cierta en base a mi propia experiencia familiar. No obstante uno no se convierte para cambiar su situación socio-económica.
Era corriente, hace solo unos pocos años, oír la expresión “añadiduras”, para referirse a las ventajas materiales que acompañan a los cambios que acompañan al evangelio. Recordemos el texto de Mateo 6.33: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Esas son palabras del Señor Jesús en el Sermón del Monte. Lo que el Señor estaba enfatizando era la búsqueda del reino de Dios; someterse a la soberanía de Dios, obedecer la voluntad de Dios.
El día de Pentecostés, Pedro termina su predicación de la siguiente forma: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Cristo” La gente que le oía reaccionó y Pedro les dice: “—Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo,” (Hechos 2.36-38) El mensaje central de este texto es que Jesús es “Señor y Cristo”; es claro que el llamamiento de Pedro es al arrepentimiento y a la conversión a Cristo. Aquí no hay mención a las “añadiduras”. El principal problema del ser humano es el rechazo del Señorío de Jesucristo; el hombre es pecador y debe convertirse al Señor, debe volver a Dios.
En Hechos 8.26-40, se nos relata como Felipe fue convocado a presentar el mensaje a un solo hombre, el eunuco etiope. No sabemos todo lo que le dijo Felipe al etiope, pero la confesión del etiope nos da una pista: “—Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?
37Felipe dijo:
—Si crees de todo corazón, bien puedes.
Él respondiendo, dijo:
—Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.”
No cabe duda que el centro del mensaje fue Jesucristo aceptado por fe. Como diríamos algunos, el mensaje del evangelio era y debe seguir siendo “Cristo céntrico”.
Pedro, en Hechos 10, va a la casa de Cornelio, un gentil. Él concluye su mensaje de la siguiente manera: “Y nos mandó que predicáramos al pueblo y testificáramos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos 43De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él crean recibirán perdón de pecados por su nombre. Observe la afirmación final que hace sobre el perdón de pecados y el creer en Él.
Hay muchos temas y enseñanzas que se pueden extraer de las Escrituras, pero tengamos cuidado con el énfasis de temas periféricos. ¿Qué estamos predicando hoy? ¿Cuánto nos hemos alejado del mensaje original?