El 2020 fue un año que marcó a muchas familias en todo el mundo, por diferentes circunstancias, en algunos casos positivas, en otras negativas por el dolor y la pérdida. En las familias donde hay personas con discapacidad visual el impacto frente a la pandemia fue más que un desafío para sobrellevar la realidad.
En mi caso particular soy no vidente, perdí a mi madre, quién me apoyaba en el cuido de mi hijo menor que tiene discapacidad intelectual; por lo que en los últimos meses muchas cosas me cambiaron; realmente ha sido Dios quién me ha dado algunas estrategias para enfrentar todas las actividades de la casa, el trabajo y el cuido de mi hijo con sus necesidades especiales, la verdad no ha sido fácil.
La Cooperativa de ciegos vendedores de lotería, tomó con mucho respeto las medidas sanitarias, así que cerró las puertas, dejando sin trabajo de manera temporal a 65 personas con discapacidad visual, muchos de ellos se vieron obligados a buscar de otra forma el sustento hasta que se reactivará la venta de lotería. Algunos dijeron haber encontrado consuelo a su tristeza y ansiedad en los mensajes Bíblicos ofrecidos en el calendario accesible 2020, que precisamente tenía como tema principal “mensajes de vida”.
De los miembros del Club de lectura de la Biblia en Braille, falleció Rocío Zárate, por un tumor en la cabeza, provocando gran dolor en su familia y sus compañeros con discapacidad visual, quienes no pudieron acompañarle en los últimos momentos de su vida; también Rosibel Quesada perdió a su pareja y otros compañeros con discapacidad vivieron la angustia de padecer el Covid 19.
Conscientes de todos los procesos vividos se procuró ofrecer una palabra de aliento y esperanza, a través del “Whatsapp”, o de una llamada telefónica con el fin de apoyar en estos tiempos de crisis; lo cierto es que se aprovechó cada oportunidad para dar un mensaje de la Biblia, los mismos fueron recitados por todos cada vez que hablábamos.
Todavía se viven situaciones apremiantes y dolorosas, muchas familias están pasando momentos muy difíciles y necesidades económicas, pero también están llenos de esperanza en Dios; dentro del colectivo de las personas con discapacidad visual hay muchos creyentes que unidos hemos hecho un frente común para alentar aquellos que han perdido toda esperanza, usando todos los medios posibles para hacer que no se sientan solos o desamparados.
La realidad de Costa Rica, también la viven otros países de Latinoamérica; según informes de la Unión Latinoamericana de Ciegos, muchas familias han sido afectadas por la pandemia, con la pérdida de miembros muy significativos en sus vidas.
Es difícil precisar el impacto negativo de la pandemia en las personas con discapacidad visual y sus familias, pero si es evidente que sus necesidades emocionales y espirituales son más intensas, porque no todas cuentan con el apoyo de otras personas. Se mantienen aisladas, sin respuesta, muchas veces a la espera de un milagro, viven rogando a Dios para encontrar la salida que de por sí, era ardua y ahora la sienten casi imposible.
Actualmente, se realizan esfuerzos con algunas organizaciones a fin de recolectar alimentos para las personas y sus familias que se han visto más afectadas. Tomando en cuenta que las medidas sanitarias son más flexibles, también se están realizando pequeños grupos, para que tengan un tiempo y logren sacar todo lo generado por la pandemia y fortalecerse en la Palabra de Dios; algunos de los compañeros con discapacidad visual que asisten a la Iglesia, desean evangelizar en este tiempo de crisis, usando las porciones de la Biblia en Braille que la Sociedad Bíblica de Costa Rica, les ha facilitado.
No se puede omitir que existe una gran brecha para las personas con discapacidad visual y que la pandemia ha evidenciado la discriminación o segregación que viven.