«En verdes praderas me hace descansar, a las aguas tranquilas me conduce, me da nuevas fuerzas y me lleva por caminos rectos, haciendo honor a su nombre. »
Salmo 23.2-3
Disfruto aprender de la Biblia, la leo desde niña y puedo decir que es un libro que me ha llenado de la sabiduría necesaria para dar los pasos en mi vida. Igual quiero resaltar que leer la Biblia para aprender de ella no es lo mismo que aprender acerca de ella; muchas personas en la historia han aprendido y compartido su experiencia de vida en los libros, eso es inspirador, pero no exime a nadie de pensar, de analizar el texto bíblico y dejar que te hable.
Me preocupa mucho cuando escucho a la gente hablar sobre la Biblia o de lo que han oído decir de ella, pero cuando se les pregunta qué les dice a ellos la Biblia de manera personal, solo hay un silencio o solo se limitan a repetir lo que oyeron de otros; esto solo revela que no se metieron en el texto bíblico a encontrar las lecciones de vida que enseña. El lector no permitió que el mensaje de la Biblia le impactara.
Nos tocó vivir en la era de la información y de la democratización del conocimiento, por lo que podemos decir que ahora el conocimiento es de todos, no solo de los que enseñan o escriben libros. Hoy todos dictan cátedra en temas específicos, solo toman un poco de información de las redes o de internet y listo, sin importar la fuente de donde salió. Esto les hace creer que son expertos en el tema, todos tienen la verdad; pero hay pérdida de sentido de la vida.
Existe un estrés en las personas. Se ocupan unos cuantos títulos que les hagan sentir que pueden competir en este mundo. La gente busca la vía del menor esfuerzo y tener ingresos exorbitantes; lo importante es tener, no importa cómo lo consiguió, tampoco importa el ser humano de al lado. Eso hace de la vida una competencia sin parar, todo genera estrés, se vive la vida al límite.
En la Biblia hay una pequeña palabra, hasta aquí los grandes eruditos no han logrado descifrar qué significa: es SELAH. Aparece 71 veces en el libro de los Salmos y tres veces en el libro de Habacuc; algunos dicen que es una instrucción musical, algunas versiones antiguas lo traducen como si fuera una expresión parecida al “Amén” o una instrucción sacerdotal. Según el diccionario de la Biblia, parece que otros eruditos creen que viene de una raíz de una palabra hebrea que significa “alzar o elevar”, como alzar las manos en adoración o elevar la voz en alabanza; en lo que sí coinciden todos estos eruditos es que se considera una instrucción musical.
Tomando en cuenta que los Salmos y el capítulo 3 de Habacuc son cantos, entonces sí tiene que ver con la música. En la Biblia se habla de la música y de instrumentos musicales desde el Génesis hasta el Apocalipsis. La música y los cantos traen alegría al corazón, incluso uno de los profetas famosos de las Escrituras hebreas pidió música para tener la capacidad de recibir el mensaje de Dios. Menciono esto para que vean lo importante que es la música y los cantos en la Biblia. Es una expresión del ser humano hacia Dios cuando se reconoce su soberanía en esta tierra.
Lo otro que puedes encontrar en la Biblia es que los Salmos son para Dios, no son para el ser humano. Son como oraciones que exaltan la grandeza de Dios y su acción en la naturaleza y en la vida del ser humano, reconoce a Dios como el único merecedor de toda alabanza y adoración.
Entonces, volviendo a ese pequeño término “Selah” que por cierto aparece en las versiones de la Biblia más antiguas, si se refiere a una pausa musical o se refiere a alzar o elevar, nos lleva a entender que es necesario detenerse, hacer una pausa, sea para elevar las manos a Dios en señal de dependencia absoluta o levantar la voz y adorar como dice el Salmo 47 o 117.
Por esa razón inicié este blog con los versículos 2 y 3 del Salmo 23; porque pareciera que SELAH nos invita a detenernos para adorar a Dios. No es para nosotros que debemos parar y hacer una pausa, es para Dios, para incluirle en el quehacer de esta vida. Eso produce en el ser humano el descanso que da fuerzas, que aclara la mente y te ayuda a tomar decisiones.
La verdad es que Dios desea ser parte de nosotros. Lo ajetreado de la vida actual nos hace ser individuales, a no incluir a nada ni nadie; pero una pausa para adorar, para escucharle en medio de la música, nos lleva a descansar, a tomar del agua que, como dijo Jesús, brota del interior de un corazón que le ha dado lugar a Él.
Es el momento de hacer un SELAH, un intervalo o un interludio e incluir la música que viene del interior de un alma agradecida por todo lo bueno y lo difícil que sucede en nuestra vida.