La Biblia, La Mujer + la Cultura

La Biblia, ha sido el libro más vendido en el mundo, pero también ha sido el más criticado, perseguido y hasta quemado.  Lo cierto es que muchos nunca la han leído, pero se atreven a denigrarla. Los movimientos feministas la catalogan patriarcal, los comunistas consideran que aliena las mentes, los pacifistas, dicen que su mensaje se basa en ella.  Podríamos citar miles de razones del porque la persiguen y la consideran un libro nocivo, o bien la utilizan para decir que por obediencia a Dios y a lo que dice la Biblia JUSTIFICAN SUS ACTOS y de esa forma hemos visto atrocidades en la historia de la humanidad, porque a alguien un día se le ocurrió levantarse y con una Biblia en la mano dice que está obedeciendo a Dios.

Quizás sea bueno recordar que la Biblia no es un libro, es una colección de libros, como su nombre lo dice, es una Biblioteca de libros escrita en un lapso de aproximadamente 1200 años, por unos 40 escritores, algunos no se conocieron entre sí, fueron personas de diferentes oficios; algo que debemos tener claro es que esos escritores eran seres humanos comunes y corrientes, pertenecientes a un pueblo de origen oriental; lo que significa, que escribían interpretando desde su cultura los mensajes que recibían de Dios. Hay quienes se preguntan que la hace tan excepcional y es ese hilo conductor a través de toda esa literatura con un solo mensaje: «Dios quiere ser cercano al ser humano, tener una relación con cada persona», por eso envió a Su hijo a este mundo para crear ese puente de comunicación entre Dios y los seres humanos.

Desde esa perspectiva, para hablar de la mujer en la Biblia, debemos hacerlo desde la relación con Dios, así la encontramos en el evento de la creación, desde el principio todo fue creado en pareja, el sol y la luna, el agua y la tierra, y a los animales los creó en pareja, macho y hembra; pero cuando hace al ser humano hace primero al hombre (Adán), cuando este se da cuenta que está solo y es consciente que le falta una parte para ser creación perfecta, Dios crea la mujer, cuando crea al hombre lo hace del barro, pero cuando crea a la mujer la saca del mismo Adán, para que este sea consciente que ella es una parte de él, no una posesión.

En el Antiguo Testamento, vemos a Dios que se revela al ser humano indistintamente si es hombre o si es mujer, un buen ejemplo es Agar, una mujer egipcia, esclava, cuando ella huye de su ama, Dios la busca, habla con ella, por cierto es la primer mujer en la Biblia a la que Dios le habla, después de Eva; a Agar, Dios le da dignidad, le aconseja volver a su hogar y cambiar de actitud porque Dios tiene planes con ella, será madre, y ese hijo que lleva en el vientre será de ella; recordemos que en la cultura oriental los hijos varones son propiedad del hombre porque las culturas orientales son sociedades patriarcales; pero Dios le da el hijo a ella y le pone nombre a su  hijo, Ismael. Esta mujer, Agar, habla dos veces con Dios, porque cuando el niño llega a su mayoría de edad, que en las culturas orientales es a los 13 años, Abraham, por orden de Dios, le da su libertad, le deja llevarse a su hijo y le da su herencia. Aún, cuando el ser humano es dominado por sus culturas, Dios hace que cambie todo por una mujer que puede parecer insignificante para la sociedad de aquel momento.

Podemos mencionar muchos casos en el Antiguo Testamento, pero la mejor forma de encontrar en la Biblia, cuál es el trato de Dios hacia la mujer, es viendo a Jesús. Jesús es la palabra que se hizo como uno de nosotros. Dios el Padre escogió a una mujer, una jovencita para cumplir los planes de salvación para la humanidad; Jesús la cuidó aun cuando estaba en la cruz muriendo por todos nosotros, le encarga a su discípulo más cercano que cuide a su madre como si fuera un hijo.  Definitivamente una cosa es el trato que Dios le da a la mujer en la Biblia y otra muy distinta, la que muchos hombres dicen que la Biblia le da a la mujer.

Soy una mujer y me siento dichosa de haber nacido mujer, aun cuando vivimos en un mundo que es tan agresivo hacia la mujer y lo he vivido en carne propia; pero sinceramente, Dios dignifica a la mujer, aunque el ser humano o la cultura la deja en un segundo plano y la relega.

Hoy hay quienes culpan a la Biblia de la violencia contra las mujeres, pero invito al lector a analizar si el problema de la violencia hacia la mujer lo genera la Biblia o si somos los seres humanos, quienes actuamos desde un pensamiento cultural que nos ha enseñado que la mujer debe estar en segundo plano.

La otra reflexión que debemos hacer es ¿Quién transmite la cultura en el hogar? Vivimos en un país donde un altísimo porcentaje de los hogares es «jefeado» por mujeres solas; mi pregunta es ¿Dónde aprenden los varoncitos a ser agresivos con las mujeres? ¿dónde aprendieron esos hombres que hoy mataron a su pareja que a la mujer se le trata en esa forma?

¿Será que nosotras las mujeres preparamos los asesinos y golpeadores desde niños para que demuestren que son hombres? ¿Será que la violencia contra la mujer solo muestra la ausencia de Dios en el corazón humano?  Porque en la Biblia yo veo un Dios caballero, justo, que ama, que dignifica, que le da lugar a la mujer y que se preocupa por ella.

La primera vez que viajé a un país budista, cuando iba en el avión llegando a ese país, recibí un papelito con instrucciones sobre, cómo debía ser el comportamiento de una mujer frente a los sacerdotes budistas, no puede hablarle de frente y si su estatura es mayor que la de él, debe bajar su cabeza porque no puede estar sobre él, tocarlo es penado con cárcel. Hoy hay gente que promueve esas religiones en nuestro país, es curioso que eso no lo enseñan; cuando salí de ese país, le di gracias a Dios de haber nacido en un país cristiano, porque aquí, yo como mujer era alguien, mientras que, en un país budista, era un ser inferior; como me explicó el guía turístico, ante mis preguntas de extrema curiosidad ¡una mujer es una influencia del demonio!

Cuando viajé por primera vez a un país hinduista, al llegar al hotel me dijeron, si usted viene sola, le rogamos que se quede en el hotel hasta que aparezca un hombre que la acompañe, si sale no somos responsables; créame que volví a agradecerle a Dios haber nacido en un país cristiano, porque aquí puedo caminar, puedo ser soltera si eso quiero, puedo trabajar fuera de mi casa, si eso quiero, puedo estudiar…  En estas culturas la mujer está amarrada, porque es la religión la que dice que la mujer es una influencia del demonio y por eso el hombre debe dominarla; pero en el continente americano se promueve una cultura más liberal, que se dice secular, ¿Por qué, entonces la violencia contra la mujer aumenta?

La Biblia no es el documento que está en entredicho, en la violencia hacia la mujer, es la cultura que transmitimos de una generación a otra en el núcleo familiar, donde lamentablemente en su mayoría somos nosotras las mujeres, las que educamos, por eso el cambio está en nuestras manos. Como dice la Biblia:

El esposo debe amar a su esposa, así como ama a su propio cuerpo. El hombre que ama a su esposa se ama a sí mismo. Porque nadie desprecia su propio cuerpo. Al contrario, lo alimenta y lo cuida, del mismo modo que Cristo cuida a la iglesia. En realidad, cada uno de nosotros forma parte de la iglesia, que es el cuerpo de Cristo. Dice la Biblia: «Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, para formar un solo cuerpo.» Ésa es una verdad muy grande, y yo la uso para hablar de Cristo y de la iglesia. En todo caso, el esposo debe amar a su esposa, como si se tratara de sí mismo, y la esposa debe respetar a su esposo. Efesios 5:28-33 TLA


Por Mayra Ugalde H.

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