«Solamente he encontrado los siguiente: que Dios hizo perfecto al género humano, pero este se ha complicado la vida.» Eclesiastés 7:29
Reflexionar sobre la Biblia en la historia de la humanidad se hace necesario partir de la verdad que este texto bíblico trae a colación. La Biblia asume una premisa fundamental: Dios existe. Es el creador de todo lo que vemos y conocemos. Todo en la creación funciona o se mueve por obediencia a las órdenes de Dios. El ser humano es la obra especial y privilegiada de su creación y le concede autoridad sobre todo lo creado, le otorga la facultad de gobernar sobre la Tierra como representante suyo, y le confiere cualidades que le permiten tener una relación personal con Él. Al finalizar «su obra de arte», Dios la califica como «muy buena, agradable y perfecta».
El problema surge cuando el ser humano decide entregar la autoridad que recibió de Dios a un animal; esta decisión distorsiona todo, trayendo un gran conflicto sobre la creación perfecta. Dios, como el supremo gobernante, juzga la situación y reprende a cada uno de los actores involucrados, pero también presenta su plan para recuperar el gobierno: «Yo pondré enemistad entre la mujer y tú, y entre su descendencia y tu descendencia; ella te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón». (Génesis 3:15). Los cristianos han interpretado históricamente que la descendencia de la mujer es una referencia al Mesías, quien luchará contra el enemigo de Dios (Satanás) y devolverá el gobierno de la Tierra a Dios.
La Biblia relata las consecuencias de dejar el gobierno de la Tierra en manos del enemigo de Dios, es la muerte y la ausencia de Dios, mientras la maldad humana crece, destruyendo la hermosa creación. Dios intenta detener la maldad inundando la creación, pero reserva una familia cuyo padre es un hombre fiel a Él en todos sus hechos. Es como una nueva creación, donde Dios, fiel a su decisión, vuelve a delegar el gobierno de la Tierra al ser humano. Hace además un pacto con los animales, prometiendo no volver a afectarlos por causa de la maldad humana. Sin embargo, los descendientes de ese hombre también fallan, y con el paso del tiempo, la Tierra vuelve a estar bajo el gobierno de lo malo.
Continuando con su plan, Dios selecciona a un hombre y su familia: Abram, a quien cambia el nombre por Abraham. Le ordena salir de en medio de su gente para dirigirse al lugar donde Dios lo plantará, para que a través de él sean bendecidas todas las naciones. «Si Abraham va a ser una nación grande y fuerte, y en él serán benditas todas las naciones de la Tierra. Yo sé que él ordenará a sus hijos y descendientes que sigan el camino del Señor, que sean justos y rectos, para que el Señor cumpla con Abraham su promesa». (Génesis 18:18-19).
Esta nación empieza a escribir la historia de cómo Dios se revela al ser humano. Durante aproximadamente 1200 años, Dios habla a través de personas escogidas, revelándose y dándoles una misión: recordar a la humanidad la luz de Dios y la diferencia entre la luz y las tinieblas. Así nacen las Escrituras Hebreas, conocidas hoy como el Antiguo Testamento. Este pueblo cuidó esas palabras reveladas, las puso por escrito y ofreció al mundo la oportunidad de conocer el plan secreto de Dios: que Él vendría a vivir entre los seres humanos.
El Mesías, anunciado en el Génesis, llegó a través de esa nación encargada de llevar la luz a la humanidad. Nació Jesús, quien dijo de sí mismo: «Yo soy la luz del mundo». La luz que este pueblo debía anunciar había llegado a la Tierra y era Dios mismo. Las palabras anunciadas se hicieron realidad. «En la Palabra estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad». (Juan 1:4). El mensaje de Dios era para bendición de todas las naciones, no solo de una.
Aquel que habló vino a decirle al ser humano que podían ser hijos de Dios por creer en Él. «Pero a todos los que recibieron la Palabra, a los que creen en su Nombre, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios». (Juan 1:12). Los que creyeron empezaron a vivir como Jesús, el Mesías esperado por la humanidad. Ellos escribieron la historia del momento en que Él vino y cómo sus seguidores cumplirían la misión de llevar su mensaje a todas las naciones. Así nació el Nuevo Testamento.
Hoy, la Biblia es el libro más perseguido y odiado, pero también el más buscado. Millones de personas, cada año, buscan conocer las palabras reveladas de Dios. Ha llegado a muchos países y se ha convertido en el libro más traducido de la historia, ha llegado a más de 2500 lenguas. La Biblia, o al menos partes de ella, ha alcanzado a las naciones. Ahora, el ser humano tiene la oportunidad de decidir si creer o no creer, porque la decisión es personal y nadie puede imponerla.
Nuestra recomendación es: no dejes que te cuenten. Lee la Biblia por ti mismo, descubre las palabras reveladas de Dios y toma tu decisión.