Esta es la historia muy abreviada de la Mano de Dios obrando maravillas, mostrando su Gracia Infinita, su Amor Incondicional y su Poder Absoluto.
Isabella nació prematura el 1 de marzo del 2009, con varias complicaciones de salud importantes: riñones poliquísticos, comunicación intraventricular entre ambos lados del corazón, presión alta, reflujo gastroesofágico, polidactilia en pies y manos, y agenesia vaginal (ausencia del canal vaginal) que era la causa principal de los demás padecimientos. Sufrió una cirugía de 6 horas para drenar todo el líquido que traía acumulado en su estómago que comprimía sus riñones y colocar una sonda Foley que tuvo durante sus dos primeros años de vida para poder drenar líquido y no acumularlo nuevamente en su sistema reproductor ni abdomen.
La doctora de planta de Neonatos ni siquiera se tomaba la molestia de examinarla porque daban por un hecho que no viviría mucho tiempo. Un mes y una semana después de su nacimiento Isa fue dada de alta con el diagnóstico confirmado y cuando me la entregaron me dijeron: “Disfrútela lo que pueda”. Así que nos fuimos a casa con la condición antes de que yo aprendiera a ponerle la sonda de alimentación que tenía. Cómo lo logré?, la enfermera me llamó para explicarme y caminé de la silla a la cuna repitiendo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, me explicó una vez se la quitó y dijo ahora hágalo usted, cuando lo hice con tanta paz y naturalidad solo dijo: “Parece que lo ha practicado toda su vida”, pero no era yo, sé que no fui yo.
Ya en casa Isa no lograba succionar, pero a los dos días de tenerla ahí le dije: “Isa, en el Nombre de Jesús tú vas a aprender a succionar, te voy a enseñar”, le quité la sonda, la tiré a la basura y comencé a enseñarle, hasta que un día estando en los brazos de su papá se abalanzó prácticamente hasta alcanzar el chupón y se lo tomó en segundos. Pero sus riñones seguían mal, el pronóstico de vida era el mismo. Ya la gente oraba y nosotros orábamos y gente que ni conocíamos oraba, y un día ya desesperada le dije a Dios: “Señor, o te la llevas o me la dejas es tu decisión, pero lo que vayas a hacer hazlo ya por favor, porque cada día la amo más”. Entonces llegó un grupo de amigos a orar a casa por nosotros y una persona tuvo una visión, dijo que veía un águila inmensa con sus alas extendidas sobre Isabella y sobre mí, yo la tenía en mis brazos y dijo esos riñones están sanos.
Yo no quería ser irreverente con Dios, pero la única forma que tenía de terminar de convencer a mi poquísima fe era con un ultrasonido. Entonces le pedí a Dios que me dijera si quería que hiciera eso, a los dos días fuimos al Pediatra para control y sin siquiera yo mencionarlo dijo: “Any, por qué no le hacés un ultrasonido” y por supuesto al día siguiente se lo hice, la doctora no podía creer que era la misma niña que vio en el Hospital de Niños, veía el monitor y se reía, me pidió el libro azul para verificar y dijo: “Mamá, solo puedo decirle que estos riñones bajaron del cielo a la tierra”. Y yo sabía que era exactamente lo que había pasado, que Dios en su Misericordia infinita había escuchado y un solo Sí de Él en el cielo, cobró vida aquí en la tierra e invalidó el decreto médico que había sobre Isabella. De ahí en adelante ha sido milagro tras milagro, no hubo reconstrucción de canal vaginal porque pese a los muchos exámenes cuando abrieron su vientre para hacer la cirugía, ¡sorpresa! Ahí estaba su canal vaginal. Tres médicos del Hospital de Niños de testigos, cuando el doctor me llamó para que fuera a sala de recuperaciones pregunté por qué habían terminado tan rápido y dijo: “Any, solo puedo decirte que acabamos de presenciar un milagro”.
Y ahí está mi milagro, la niña que se esperaba viviera como máximo hasta los 4 meses, la bebé que si tenía la suerte de sobrevivir el mejor pronóstico era que tuviera retardo mental severo. Ahí está, con 14 años, planeando ya su fiesta de 15, con notas del primer semestre cuya calificación más baja es un 86. Con adecuaciones sí, porque se supone que está dentro del espectro autista, pero esto solo ha engrandecido a Dios, porque Él aún no nos da lo perfecto porque lo perfecto no es de este mundo, pero cuando estemos con Él, cuando Él regrese entonces todo será perfecto.
Me pidieron un testimonio corto, pero esto es el máximo resumen que pude hacer. Son demasiadas las maravillas de Dios que hemos visto, conocimos un Padre que nunca habríamos podido conocer si esta historia no hubiera sido así.
No fue mi fe, porque fue mínima, fue mi poca fe unida a la de muchos que terminó conmoviendo el corazón de Dios y Él se manifestó en todo su esplendor. Nada tengo que envidiar ni a Moisés por ver el mar abrirse ni a Josué por ver caer los muros, yo también he visto la poderosa Mano de mi Dios que está dispuesto a mostrarse como YO SOY a cualquiera que se acerca a él. Dios siempre, siempre, siempre hace un milagro, no importa si no es en la forma que lo esperamos, pero siempre lo hace. Él nunca se equivoca.
Colosenses 2: 14-17: «Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades los exhibió públicamente triunfando sobre ellos en la Cruz.»