La tarea de ser padre, humanamente hablando, es muy difícil, pero Dios confió en los hombres para que ellos cumplan la función de padres, aunque no puedo pasar por alto una buena cantidad de mujeres que por diferentes circunstancias, Dios les confió esa tarea.
Algunos especialistas en psicología consideran que no puede ser que una mujer sea padre y madre; pero en la práctica sí existen muchas mujeres a quienes les ha tocado ejecutar ambos papeles; pero esto no es exclusivo de las mujeres también hay hombres que por múltiples razones han cumplido con ambos papeles. Personalmente creo que esa necesidad de tener padre y madre es algo innato en el ser humano. Necesita relacionarse con ambos para su desarrollo personal y cuando hay ausencia de uno de ellos el hijo o la hija percibe un vacío que nada lo llena, pero ese no es el tema que nos ocupa.
Se puede identificar dos tipos de padres en la Biblia, los padres naturales, es decir quienes engendran y crían, no necesariamente participa en todas las áreas de la vida de un niño o niña. Luego encontramos también los padres adoptivos, como Eli que cría a Samuel; o a José el padre humano de Jesús, a quien el Padre Celestial le pide que cuide al niño y a su madre, pero en el caso de Jesús, su Padre Celestial le envía al padre adoptivo lo suficiente para la manutención del niño. Ambos tipos de padre fueron parte de un plan supremo de Dios y cumplieron un papel en el cumplimiento del propósito de Dios.
Es necesario dejar claro que toda persona nace en una familia determinada, tiene un propósito en esta tierra, lo mismo en el momento en que nace, nunca es el producto de una acción fortuita, nace en el momento preciso y tiene una misión en esta tierra, por lo tanto nadie es padre por accidente, es parte de un plan que conoceremos poco a poco conforme caminamos y estemos preparados.
También encontramos en la Biblia padres calificados como buenos padres, estos fueron cuidadosos y responsables como en el caso de Abraham, que incluso no dejó de preocuparse por el hijo que tuvo con la esclava, que sale de la casa cuando alcanza su edad de madurez; los hijos que tuvo con otras mujeres, cada uno recibió su parte en la herencia y tuvo su manutención, pero sobre todo aprendieron a conocer al Dios de Abraham, no sabemos mucho de ellos porque la Biblia no nos lo cuenta, pero en Genesis 25.1-6, habla del cuido de estos hijos y como aprendieron juntos en familia, aunque después tuvieron que alejarse del hijo escogido. Uno de esos es el caso de Jetro, descendiente de Abraham, su comportamiento y conocimiento del Señor, nos presenta un hombre sabio, que dirige a toda su familia por ese camino, es evidente la importancia de Jetro para Moisés, quien aprende del Dios de Abraham junto a Jetro y toda su familia, podemos decir que era un hombre que enseñó a sus hijos a seguir al Señor, cumple el propósito de Dios al enseñarle a Moisés como hijo adoptivo y luego yerno, para que conociera al Dios de sus padres y darle una esposa que conociera a Dios, lo cual era muy importante por la tarea que recibiría Moisés en el futuro. De Abraham se dice en la Biblia que la razón por la que Dios lo escogió fue:
“Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.” Genesis 18.18-19
Si hurgamos con atención, todos estos pasajes nos proveen claves de lo que Dios considera un buen padre terrenal. Con certeza se identifica que la primera responsabilidad de todo padre es enseñar a sus hijos y a los hijos de sus hijos o sea a los nietos el camino del Señor.
En la Biblia, también hay padres que fueron clasificados como malos, como en el caso de Eli; se le da esa calificación porque no enseñó a sus hijos a respetar al Señor. Eli, sabiendo que sus hijos ni siquiera eran fieles al Señor los colocó en posición de líderes del pueblo y no los corrigió. La misión de Eli en esta vida era como su nombre lo dice “Exaltar al Señor”, pero él no cumplió su misión al dejar que sus hijos fueran corruptos en su liderazgo, que le robaran al pueblo, no respetaran al Señor y lo peor no los corrigió. Este texto deja entre ver que hay momentos en que un padre debe hacer la función de juez y juzgar el comportamiento de sus hijos. 1 Samuel 2. 27-33.
Aun así, Dios le da a Elí una segunda oportunidad como padre, le manda a Samuel para que lo críe y le enseñe a conocer al Señor y Elí cumple a cabalidad su tarea hasta le enseña a identificar la voz de Dios. Tomando en cuenta todo eso quizás debemos recordar que la crianza de los hijos tiene dos vías:
La que aporta el padre siendo fiel al Señor y enseñando a sus hijos a seguirle con su ejemplo y cumpliendo lo que dice la Biblia.
La que aportan los hijos cuando llegan a la madurez y empiezan a tomar decisiones, también está el caso de Aaron con sus hijos mayores que no respetaron al Señor, Dios parece ser muy duro en este momento, porque ni siquiera lo deja llorar ni hacer luto por ellos. La clave está Levítico 10.3-11. Es evidente que la falla es de Aaron porque debía enseñar a sus hijos a respetar las indicaciones del Señor, Dios ni siquiera lo deja llorar ni hacer luto por ellos.
La Biblia, también nos enseña cosas que sin falta, debemos hacer los padres, con los hijos, una de ellas es bendecirlos, al nacer, cuando le ponen nombre a sus hijos, porque está pronunciando el futuro de aquel niño o niña, como el caso de Seerá y su padre Bereia, descendientes de Efraín, que los encontramos en 1 Crónicas 7.25. En otras palabras el padre tiene la función de bendecir a sus hijos desde antes de nacer.
El otro momento en que debe bendecir a sus hijos es cuando llegan a viejos, esta bendición es muy especial, confirma el futuro de hijos, aunque en el caso de Isaac aquella bendición a sus hijos se volvió una maldición para la paz familiar; Jacob, su hijo, viendo el daño que su padre le había hecho a la familia, decide bendecir a todos sus hijos y partiendo de ahí, los padres bendicen a todos sus hijos no solo a uno de ellos. Porque los padres también cometen errores y los hijos tienen el poder de reivindicarlos haciendo algo diferente.
Debemos recordar que no hay padre sin madre y según la Biblia ambos son responsables de lo que sucede en la familia, aunque de acuerdo al Edén, Dios siempre le pedirá cuentas al padre, que es a quien el designó como responsable y cabeza del hogar. En la Biblia, cabeza del hogar no es un asunto de autoridad o estatus, es de servicio y entrega, es responsabilidad, el hombre siempre deberá responder ante Dios por cada miembro de su familia y Pablo pone a Jesús como el ejemplo de cabeza de la familia, que estuvo dispuesto a dar su vida por ella. Pero ese es otro tema y no debemos desviarnos.
En la Biblia el máximo ejemplo de un Padre, es nuestro modelo a seguir en todo y nunca falla, es Dios El Padre. Dios se presenta así mismo como Padre de todos en Deuteronomio 32, es el cántico de Moisés, ese cántico debe ser enseñado al pueblo para que se acuerden de Él, cuando Moisés se haya ido, y ahí dice:
“Dios es su creador; es como un padre para ustedes.” Vrs 6-7
Desde Génesis hasta los 4 evangelios Dios se presenta como Padre y Jesús dijo que el vino a mostrarnos al Padre, y podemos aprender de Él para ser los mejores padres sobre la tierra, que glorifican su nombre. Terminando les comparto 10 lecciones que nos da Dios como Padre:
En Génesis, es el que enseña a sus hijos a amar, a pertenecer, a trabajar, a compartir responsabilidades con el Padre, el que disciplina y pregunta ¿Dónde está tu hermano?, ayuda a sus hijos a pasar por la desgracia de las consecuencias de sus propias decisiones, no los deja solos, les hace ropitas, les enseña a trabajar la tierra árida y enferma, por causa de su mismo pecado.
En Éxodo, es el que escucha la voz de sus hijos, los rescata, pelea por ellos, los redime, los toma de la mano para salir de la esclavitud, les enseña a caminar (Oseas 11.3-4), a luchar, los disciplina , les enseña a ser fuertes, a tener una mentalidad de libres y no de esclavos, les enseña a confiar y los prepara para entrar a la tierra prometida.
En Levítico, les enseña a dirigirse a Él, a adorarle de la forma que le agrada, a tener una relación con su Padre, les da símbolos para que sus hijos sepan como acercarse a Él, quiere dialogar con ellos pero les recuerda que deben respetarle. Es decir les enseña a respetar a su Padre. Levítico 10.3.
En números, les enseña que aunque la vida se vuelve dura por las decisiones que tomamos, Él no nos abandona, camina con sus hijos aun cuando merecían estar solos, les enseña a caminar con sus decisiones. Números 21.4-9 Proveía los medios para ser sanados de su dolor.
En Deuteronomio, les da una nueva oportunidad, no da por sentado que ellos recuerdan todo lo que les ha dicho y les enseña a través de la repetición. Aunque sabe que muchas veces se alejarán de él, no deja de amarlos, confía en ellos y les deja el cántico de Moisés, para que recuerden que pueden volver al Señor.
Con Jesús, el Padre les enseña obediencia, lo acompañó en el sufrimiento. (Hebreos 5.7-10). Le enseñó su Palabra, por eso fue capaz de enfrentar al enemigo. Dios se siente orgulloso y confiado de su Hijo, habló bien de él (Mateo 3.17), cuando dijo “Este es mi hijo amado”( Mateo 17.5). Nunca lo abandonó, hablaba con el continuamente, le dio fuerzas para que cumpliera su misión (Juan 11.42), fue con el hasta la última consecuencia de su misión (Mateo 26.39) pero luego lo exaltó hasta lo sumo dice en Filipenses 2.9-11.
Si tomamos cada uno de estas acciones de Dios el Padre y las ponemos en práctica con nuestros hijos, haremos de ellos hombres y mujeres que transformen esta sociedad. Si eres joven y un día te convertirás en padre, no olvides estas palabras y si ya tus hijos crecieron y cometiste errores en el pasado, no olvides que una de las lecciones más enfáticas de Jesús es el perdón, todo seguidor o seguidora de Jesús debe perdonar, porque en la falta de perdón el más perjudicado es quien insiste en reclamar y no perdonar.
Jesús fue hasta la cruz para abrirnos camino al Padre celestial por medio del perdón, si el perdonó, quienes somos nosotros para mantener “cuentas vivas”. Mateo 18.19-22. Esa norma Dios nos la enseña con su propio ejemplo. Nunca es tarde para pedir perdón o dar perdón. Hoy es el día.