¿En que creerán las nuevas generaciones?

Hay un libro de la Biblia que siempre me conmueve al leerlo, es el libro de Jueces, aunque es histórico, la información muestra la realidad del corazón humano y eso me entristece, pero encierra grandes lecciones para nuestra vida, si queremos crecer aun en medio de un mundo que se ha olvidado de Dios.

En Jueces 2.7 dice:

“Mientras vivieron Josué y los líderes del país, los israelitas obedecieron al único Dios verdadero. Esos líderes habían visto las maravillas que Dios había hecho en favor de los israelitas.”

Esto me recordó a Jesús cuando los sacerdotes y fariseos le piden una señal, Jesús había sanado mucha gente y liberado de la opresión espiritual a otros tantos, pero los líderes religiosos querían ver una señal para confirmar si era el Mesías (Mateo 16.4); pareciera que el ser humano necesita ver las maravillas de Dios para creer, como que no le basta con que le cuenten, muy comprensible en medio de un mundo lleno de desconfianza, donde solo si me lo prueban lo creo.   Pero bueno, continuo con Jueces, solo unos versículos después, aparece: 

“Y murió también toda esa generación, y se reunió con sus antepasados. Después de ellos vino otra generación que no conocía al Señor, ni sabía lo que el Señor había hecho por Israel.” Jueces 2.10

¿Qué fue lo que pasó?, según dice, la generación que vio los milagros que Dios hizo al salir de Egipto y los llevó por el desierto tal vez olvidaron compartir con sus hijos los milagros que experimentaron o bien, los hijos no le pusieron atención a lo que decían sus padres, olvidaron aquella orden que les había dejado Moisés ¡RECUERDA!

La nueva generación no conoce a Dios ni todas sus acciones liberadoras, ni el pacto que su pueblo tenía con el Dios de Israel. Duele ver como el libro revela cuan fácilmente nos olvidamos de Dios aun cuando nos salva, nos protege, nos dirige; a pesar de todo lo que hace, conforme aparece algo nuevo y atractivo somos capaces de cambiar a Dios.  Lo interesante es que Dios no deja de amarles, cuando ellos claman por ayuda, Dios viene en su auxilio.  Ese actuar de Dios nos da esperanza,  asi es  Dios, no deja de amarnos a nosotros aun cuando nos alejamos de Él.   El libro nos dice que  Dios levanta caudillos para dirigir al pueblo a reencontrarse con Dios, pero muchos de esos caudillos los dirigen a ganar batallas y cuando estos mueren, el pueblo vuelve a olvidarse de Dios. Asi que aprendemos ahí que volverse a Dios no es de ganar batallas sino un asunto del corazón.

El libro también pareciera decir que nuestra infidelidad, como seres humanos es, no enseñar a los hijos, o sea a las nuevas generaciones, acerca de Dios y sus hechos para con nosotros, les enseñaron una religión,  o los dejaron sin religion.  Lo que me recuerda algo que escucho muy seguido hoy en dia, algunos padres modernos prefieren no enseñar a sus hijos nada acerca de Dios, para que cuando sean grandes ellos decidan en que creer;  y mientras tanto todo parece que hablar de Jesús esta  vetado.  Entonces, ¿en qué va a creer las nuevas generaciones?, será esa la solución para ayudar a la nueva generación a prepararse para el futuro. ¿es Jesús el problema?

Otro aspecto que revela el libro  de Jueces es, lo primero que hacia el pueblo después de la muerte del caudillo, era hacerse imágenes para adorar, dice la Biblia, “se llenaban de dioses”(Jueces 17.5); el periódo historico que engloba este libro es de casi 400 años, tiempo en que Israel era infiel, se olvidaba de Dios, pero cumplía con sacrificios ordenados, o sea eran fieles a la religión, pero pareciera que la religión no era una garantía de saber sobre el Dios de Israel, faltaba algo mas, porque ¿Cuál era la razón de que se hacían imágenes para adorar?.

Mi lectura del libro de Jueces me llevó a reflexionar en estos días de la navidad, es la época más linda del año, todo se viste de luces y colores, las decoraciones son muy llamativas, los centros comerciales invierten mucho dinero en eso, aparecen proyectos de bien social, lo que ahora se llama cumplir los sueños de navidad y todos buscan ayudar a cumplir esos sueños, parece que estamos en un mundo altruista y muy solidario, se recogen regalos para los niños, la prioridad es que todos tengan sus sueños para navidad, olvidamos como se deteriora moralmente este mundo con guerras, asesinatos y violencia por todo lado.

Algo que es muy notorio es el poder que ha adquirido Santa en el imaginario de la gente, ya aquella tradición costarricense de pedir al niño Dios ya no existe; ahora Santa hace milagros, concede deseos, organiza encuentros de parejas para llegar al verdadero amor.  Es muy interesante que esa figura, aunque viene de una tradición Europea, fue relanzada de forma puramente comercial en el siglo XX y “todo el mundo” lo vio muy bonito. Ahora Santa es omnipresente y tiene la capacidad de saber cuáles niños se portan bien y cuales no, en una noche tiene capacidad para entregar regalos a todo el mundo.  Aunque Santa es un producto de consumo, la verdad es que ha desbancado a Jesús hasta de las iglesias, la historia de la primera navidad ya no se cuenta, ni entre las celebraciones familiares, aunque la familia tenga “un pasito”, como se le llamaba, no se les cuenta a los niños lo que originó realmente la festividad.  No fue Santa Claus, tampoco Papa Noel, esos actores surgieron mucho tiempo después por las tradiciones, pero no es lo que originó esa festividad.

Usted me dirá, pero es que era una festividad pagana y por eso los cristianos no lo celebramos; yo le diré, ¡ahora es una festividad pagana!, han borrado el nombre de Jesús hasta de los villancicos, y los himnos tradicionales ya ni mencionan su misión de nacer para venir a salvar a la humanidad, las tarjetas de navidad dicen “Felices fiestas” y el énfasis en las ilustraciones son luces, Santa o guirnaldas, pero muy poco una imagen de José, María y Jesús. 

¿En que creerán las nuevas generaciones?, que les estamos dejando para creer, ¿lograremos dejar a la nueva generación lo grande que Dios ha sido, su acción salvadora y su paciencia?

En la Biblia misma hay una respuesta a esta pregunta, esta en el libro de Deuteronomio,  dice,  “Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales. Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado, y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes.” (Deuteronomio 6.5-7);  hay muchas formas de contar la historia de la navidad a los hijos,  la historia de aquel niño que nació en medio de un hogar de pocos recursos, que fue cuidado por Dios mismo, perseguido desde que nació, al nacer los ángeles aparecieron y dieron un  mensaje de esperanza al mundo entero, pero fueron pastores sencillos que trabajaban en el campo los que recibieron la primicia:

«¡Gloria a Dios en el cielo,
y paz en la tierra
para todos los que Dios ama!» (Lucas 2.14)

¿En que creerán las nuevas generaciones?  Es importante contar las historias de la Biblia, es necesario preservarlas, no es solo ir a la iglesia, es preservar la verdadera historia, es dejarles una herencia de en qué creemos. Tenemos que tener una responsabilidad activa de preservar estas historias. Eso cambio occidente, eso trajo a este mundo valores morales, respeto, y amor.

En nuestro país,  tenemos tradiciones de contarnos historias alrededor de la mesa después de comer, es necesario rescatar esa tradición y contar la historia de la navidad en esos momentos; contar historias alrededor de la mesa deja en la mente de aquellos que lo vivimos un recuerdo amoroso del hogar, quizás es el momento de rescatar esas tradiciones y contar a la familia la historia de la navidad.

Las nuevas generaciones van a creer en lo que tu les cuentes.