Cuando leemos la historia de la navidad, sea en el evangelio de Mateo o Lucas, siendo estos los evangelios que dan más detalles del nacimiento de Jesús; podemos observar un canto de adoración en el ambiente. Los ángeles, los pastores, los visitantes de oriente, sus mismos padres humanos, todo prorrumpió en adoración anunciando el inicio de una nueva vida para la humanidad, la buena voluntad de Dios se había manifestado con el nacimiento de un niño.
La Palabra de Dios se hizo como uno de nosotros, frágil, indefenso, perseguido desde su niñez para ser eliminado, lo cierto es que muchos ni siquiera sabían que Dios había venido a vivir entre nosotros. Al igual que en el Éxodo, cuando Dios libera al pueblo de Israel y viene a vivir entre ellos, camina con ellos por aquel desierto y se muestra a aquel pueblo que solo sabía vivir en opresión, trabajo y tristeza. Las maravillas del Éxodo se vuelven a repetir con el nacimiento de Jesús, por eso recordar este hecho aunque no sepamos la fecha real en que sucedió es muy importante para el seguidor de Jesucristo y deberíamos adorarle por su acto de humildad de venir a un mundo contaminado por la maldad que genera estar lejos de Dios. Alabarle con toda nuestra alma mientras vivamos por ese acto de amor, debería ser una constante.
El significado de aquel evento trascendía a la mente humana, los seres humanos viviendo en opresión y maldad ahora tenían una nueva oportunidad, al igual que aquel pueblo tubo su oportunidad de ser libre, al nacer Jesús la humanidad tubo una nueva oportunidad de ser libres de la opresión cuando “La Palabra se hizo carne y vino a vivir entre nosotros” Juan 1.14
Esta es la era de la oportunidad, Dios es radicalmente distinto de lo que pensamos los seres humanos, Dios no piensa en vengarse de quienes le rechazan, solo piensa en perdonar y salvar, en hacernos libres, en vivir con nosotros, somos nosotros quienes nos condenamos a nosotros mismos dice Jesús en Juan 12.47. En Oseas 11, la Biblia nos recuerda que Dios no es como los seres humanos, “… no soy un simple hombre; !Yo Soy Dios, y habito en medio de mi pueblo!”. A pesar de nosotros mismos, habita entre nosotros por amor, nos hace santos y limpios por amor.
Esa nueva oportunidad empieza cuando viene Jesús, se acerca para que le conozcamos, que veamos en vivo SU Palabra y aprendiéramos como es Él realmente, ya no a través de que alguien nos enseñe, sino que aprendamos directo de SU Palabra. El caminó entre nosotros, aun así, como lo dice Oseas 11.2 “cuanto más lo llamaba, más se apartaba de mi…”. La humanidad lucha en todos los tiempos, por alejarse de Dios, camina indiferente a sus palabras no son conscientes de que es Dios quien los cuida y con lazos de amor los atrae hacia él, como un Padre o una madre tierna que trata de mostrar su cariño a su hijo. Jesús vino, nació, vivió entre nosotros y cuando volvió al cielo nos dejó su Espíritu Santo y su Palabra, como lo dice la parábola del rico y Lázaro, aunque se levanten muertos y les prediquen la Palabra de Dios, ellos no se volverán a Dios, ahí tienen la Biblia que la lean para que conozcan la verdad y la sigan (Lucas 16.19-31)
Esta es la era de la oportunidad, la puerta está abierta dice Jesús, “Yo soy la Puerta” el que decida entrará y disfrutará con Él. Juan 10.9-11
Disfruta estos tiempos de navidad, y escucha su llamado de amor, mira las cuerdas que lanza a tu alrededor y déjate llevar por su amor.