Celebremos el principio del fin

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Todos celebramos la navidad con mucho entusiasmo, nos llena de alegría la benevolencia que se mira en la gente durante esta época, se cumple las palabras que dijeron los ángeles a los pastores: “¡Paz en la tierra entre los hombres!’’ (los seres humanos)” (Lucas 2.14).  Se proclama la paz entre todos para celebrar, en las guerras se arreglan treguas, la gente quiere ser buena, se vuelven los ojos a la familia, se anhela la compañía de alguien especial, se busca encontrar el amor en navidad, las parejas deciden casarse en estas fechas para pasar juntos. Todo es positivo en navidad, es símbolo de esperanza y motivación.

 

La celebración del nacimiento de Jesús no puede ser completa sin que mencionemos su NOMBRE y lo que significa, JESÚS significa “Salvación”; cuando aquel pequeño niño nació algo extremo sucedió; como lo dijo Simón cuando el niño fue presentado, “ya he visto la salvación que has comenzado a realizar” (Lucas 2.30), no podemos pasar por alto algo muy importante, el nacimiento de Jesús fue el cumplimiento del inicio del fin; empezó la nueva creación, donde Jesús sería el nuevo Adán, el perfecto que obedecería en todo al Padre y daría vida; el primer Adán trajo la muerte dice 1 Corintios 15.45 y en Romanos 5.12-21, el segundo Adán trajo vida para todo el que quisiera creer en él, por la obediencia de Cristo, el segundo Adán ahora muchos serán hechos justos.

 

Jesús creció, cumplió todo su propósito en esta tierra y cuando ascendió al cielo le dejo a sus discípulos la misión de continuar su labor, proclamar que el Reino de Dios se ha acercado, que esta disponible para toda la humanidad para que aquellos que quieran ser ciudadanos de ese reino y acepten el compromiso que demanda el ser parte de esta nueva creación, viviendo como ciudadanos del Reino, en completa obediencia a sus palabras; en medio del caos de la nueva creación que se está gestando.

 

Así que la navidad no solo anuncia que Jesús nació, anuncia que es el principio del cumplimiento del plan de salvación perfecto del Padre, que concluirá cuando Jesús regrese de nuevo, listo para Reinar sobre la nueva creación que obedece completamente a Dios, donde las palabras de Dios se hacen realidad totalmente. En Mateo 24.31 dice “Y él mandará a sus ángeles con una gran trompeta, para que reúnan  a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales, desde un extremo del cielo hasta el otro.”, esos escogidos son aquellos que dijeron si al sacrificio hecho por Cristo, quienes en medio de un mundo de maldad se atreven vivir las palabras que Jesús mandó y obedecerlas a pesar de que eso puede significar el desprecio de los hombres y en algunos casos podría significar hasta la muerte, aquellos que según Apocalipsis son muchos y celebran que el Señor gobierna:

 

«Oí también algo como las voces de mucha gente, como el sonido de una cascada y de fuertes truenos. Decían: «¡Aleluya!» Porque ha comenzado a gobernar el Señor, nuestro Dios todopoderoso. Alegrémonos, llenémonos de gozo y démosle gloria, porque ha llegado el momento de las bodas del Cordero. Su esposa se ha preparado:  se le ha permitido vestirse de lino fino, limpio y brillante, porque ese lino es la recta conducta del pueblo santo.» Apocalipsis 19.6-8

 

Lo que realmente celebramos en la navidad es que Jesús volverá, no sabremos como ni cuando, pero si se cumplieron las palabras de Dios cuando vino aquel pequeño niño, se cumplirán cuando venga listo para reinar. Aquel cuyo nombre es “Fiel y Verdadero”, que gobernará con justicia, su nombre es “Palabra de Dios”, juzgará las naciones, lleva en su mano el cetro de hierro y en su vestidura dice “Rey de Reyes y Señor de Señores”. (Apocalipsis 19.11-16)

 

Celebremos el principio del fin, celebremos que Jesús, El Salvador, ha venido y está dando la oportunidad a los seres humanos para volverse de sus malos caminos y participen de la gran cena que El Padre a preparado para los que lo siguen.