Ante un nuevo Gobierno

El próximo domingo 8, de mayo asumirá el poder un nuevo gobierno, para unos es el triunfo del pueblo, el verdadero soberano de este país, sobre los intentos de unos pocos de gobernar fuera de los valores y principios que han regido nuestra cultura.

Lo importante de este 8 de mayo es eso, el pueblo habló. Es momento de reflexionar en el mensaje que emitió el pueblo de Costa Rica, sí, pero también es la oportunidad de reflexionar sobre “en que tenemos puesta nuestra confianza”. 

Los gobernantes son seres humanos que desean liderar el pueblo en una dirección; con todo, sus intenciones y sus capacidades, pueden ser buenas o malas, pero al ser seres humanos, pueden fallar;  al final de su período por más que ellos evalúen a sí mismos su gestión, el pueblo los evaluará, pero también Dios, quien es el verdadero soberano sobre todo lo que existe les pedirá cuentas, pero el pueblo también dará cuentas a Dios, porque no se trata solo que el pueblo elige y que hablo como soberano, es que el soberano tiene responsabilidad.  Al votar todos nosotros somos responsables de los gobernantes que pusimos, por eso el pueblo tiene el gobierno que escoge.

En 1 Timoteo 2.2 dice:

“Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad.”

Si queremos gozar de paz y dignidad, no basta con que un gobernante solicite que oremos por él, debemos orar por él, por todo su equipo de trabajo, por los diferentes poderes, solo así podemos vivir una vida tranquila y pacífica, solo así podremos vivir nuestras convicciones  con dignidad.

Y en Tito 3.1 las Biblia nos recuerda que debemos obedecer a las autoridades y debemos estar dispuestos a hacer lo bueno, de nuevo la responsabilidad recae en el pueblo, y con mayor fuerza sobre aquellos miembros del pueblo que se dicen cristianos o seguidores de Jesús o personas que aman a Dios.

En Romanos 13.1, la Biblia nos dice que no hay autoridad que no venga de Dios, fueron puestas por Él. Aunque sí, el pueblo es el soberano y escoge sus gobernantes, este pasaje nos recuerda que toda persona que tiene autoridad le fue concedida por Dios, es Dios quien le da el poder a los gobernantes que tenemos, por lo tanto, debemos obedecer a las autoridades del gobierno, respetarlas, aunque no piensen igual que nosotros. En esta acción de orar y respetarles es que podemos vivir reposadamente nuestras convicciones.